Copenhague aparece sistemáticamente clasificada como la ciudad más feliz del mundo, y no es de extrañar, con sus perfectos paisajes de postal, sus calles llenas de ciclistas y su belleza artística y arquitectónica. Esta ciudad de carácter relajado acoge a los viajeros para disfrutar de sus castillos reales y su escena culinaria gourmet.
Cosas que hacer en Copenhague
Si visitas el Palacio de Christiansborg podrás hacerte una idea del pasado de la ciudad, y luego puedes subir a la Torre Redonda, desde donde podrás ver todo el casco antiguo. Los admiradores del autor de cuentos de hadas, Hans Christian Andersen, no querrán perderse la famosa y esbelta estatua de la Sirenita, situada en el Langelinie Pier.
Para un día familiar divertido, aventúrate en los Jardines Tívoli, el segundo parque de atracciones más antiguo del mundo todavía en funcionamiento. Después puedes dar un paseo en barco y deleitarte con los castillos reales de Copenhague, o ver cómo los barcos entran y salen del paseo marítimo del siglo XVII del barrio de ocio de Nyhavn.
Norrebro es uno de los distritos más multiculturales y modernos de Copenhague, con multitud de barrios encantadores. Para las compras, sin embargo, lo ideal es coger el tren y, en 20 minutos, plantarse en la zona comercial más grande de la ciudad, Stroget, donde se encuentran desde cadenas con precios asequibles hasta las marcas de diseño más exclusivas.
¿Te va un estilo de vida librepensador? Date un paseo por las galerías de arte, cafeterías y casas autoconstruidas de la Ciudad Libre de Christiania , un barrio hippie que prospera desde los años 70.
Cómo moverse por Copenhague
Copenhague es una ciudad compacta y cuenta con un sistema de transportes excelente. Una vez en el aeropuerto de Copenhague, basta un trayecto de 15 minutos en metro para llegar al centro. ¿Quieres moverte como la gente del lugar? ¡Atraviesa la ciudad sobre dos ruedas! Las bicicletas son una forma emocionante y barata de moverse por los numerosos carriles bici adaptados.